La Gran Sultana, obra de teatro de Cervantes

Obra de teatro

La Gran Sultana, a pesar de ser obra del escritor español más famoso a nivel mundial (Miguel de Cervantes), es una obra de teatro poco conocida. Con este artículo pretendo hacerla llegar a más gente y despertar en ti, en medida de lo posible, el interés por leerla.

El autor y sus obras

Miguel de Cervantes es mundialmente conocido gracias a la que es considerada obra cumbre de la literatura universal: Las aventuras del ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Esta obra es una parodia de las novelas de caballerías tan en boga en aquella época. Otras novelas destacas de Cervantes son La Galatea y las Novelas Ejemplares.

También escribió algunos poemas, de los cuales el más extenso es El Viaje al Parnaso.

Su obra teatral fue más o menos prolífica, aunque tuvo que competir con el Fénix de los Ingenios, el gran Lope de Vega, que realizaba comedias muy del gusto de la época. Cervantes escribió dentro de este campo entremeses como el Retablo de las Maravillas, tragedias como el Cerco de Numancia, y algunas comedias que recogen sus vivencias en Argel tales como Los baños de Argel, El Gallardo Español y La Gran Sultana.

Reseña de La Gran Sultana

La modernidad en La Gran Sultana

La pieza de La Gran Sultana fue escrita por Miguel Cervantes de Saavedra en 1615 en los últimos años de su vida y califica esta comedia como “nunca representada”. Lo era, y lo siguió siendo durante muchos siglos. Esto es debido a lo arriesgado del conjunto literario ya que La Gran Sultana es un alarde de modernidad. Esta modernidad de la que hablamos es la razón de que esta obra del repertorio clásico español, del aclamado Siglo de Oro, haya sido escasamente representada y hubo de esperar a 1992, en el contexto del V Centenario del Descubrimiento de América y el encuentro de culturas, para ser representada sobre las tablas madrileñas.

La modernidad de la obra la vemos en tres aspectos básicos.

La tolerancia en La Gran Sultana

El primero de ellos es el canto a la tolerancia que nos ofrece el tema central de la obra —el amor entre un sultán islámico y una dama cristiana—. La tolerancia también la vemos en las relaciones del resto de personajes:

  • Los sirvientes del Sultán, son un islámico y un cristiano.
  • Se da una profunda relación entre el cadí islámico y el preso cristiano al que juzga (Madrigal).
  • Hay dos cautivas cristianas en la corte del turco.

El asunto de la tolerancia entre culturas, no podemos negar que es un tema moderno para el contexto histórico de España en esa época.

El poder de la mujer en la Gran Sultana

El segundo rasgo de modernidad lo encontramos en la fuerza del personaje femenino central: la Sultana. Ella con su voluntad logra cambiar las ideas del dirigente de un país, logra salir beneficiada y beneficiar a los suyos. Cabe destacar que esto se da en el contexto de un harem en la Corte del turco con una fuerte presencia masculina. En este caso, la defensa de la igualdad en la toma de decisiones y en los papeles dentro de la sociedad es un tema totalmente contemporáneo en las sociedades occidentales. También es un tema actual en las sociedades islámicas donde el movimiento feminista se está empezando a desarrollar.

La apertura de mente hacia tendencias sexuales

El tercer rasgo de modernidad lo observamos en el guiño a la homosexualidad de uno de los personajes: el cadí de Estambul. Esto alto cargo del mundo jurídico islámico coquetea con muchachos más jóvenes. Este hecho,  sale a relucir en sus conversaciones con Madrigal. Por otra parte, hasta el propio sultán al elegir a Lamberto (travestido de mujer como Zelanda) entre todas las mujeres del harem, parece tener inclinación hacia los hombres travestidos.

La mezcla de comedia y drama

Otro de los valores de esta obra es la perfecta conjunción de comedia y drama en una misma pieza. En todos los personajes hay algo de comedia y algo de drama. Sin embargo, ciertamente algunos son más propensos a actuarse desde uno u otro prisma:

  • El Sultán y Catalina de Oviedo, cuyo choque de personalidades genera tanto una alta tensión sexual, como una contradicción de su amor a causa de sus diferencias religiosas.
  • El amor de Zaida (Clara) y Zelanda (Lamberto), que al quedar ella cautiva en el harem del Gran Sultán, su amante Lamberto, decide travestirse de mujer, formar parte del harem y lograr así estar junto a su amada.
  • El personaje  de Madrigal, que encarna la figura del pícaro, y a través de cuyos ojos vemos trascurrir la mayor parte de la trama, en forma de comedia.

¿Por qué este artículo sobre La Gran Sultana?

Teatre Garou estrenó la obra La Gran Sultana de Miguel de Cervantes con representaciones el 13 y 14 de enero en el CCC L’Escorxador de Elche. Esta actuación se dedicó a nuestro compañero y amigo José Luis Palazón Lorente (1981-2011).

Adapté el texto de Miguel de Cervantes, considerado por el propio autor como «irrepresentable», para hacer posible la representación teatral, que  yo misma fui también dirigí.

¿Conocías esta obra de teatro? ¿Crees que deberíamos conocer mejor la bibliografía de Miguel de Cervantes? ¿Te sorprende la modernidad de  los temas que trata? Déjame un comentario para que podamos debatirlo.

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Gracias por leerme.

2 comentarios

  1. Muchas gracias y felicidades por su artículo sobre «La Gran Sultana» , que acabo de leer y saborear –maravillado — por segunda vez, aqui en Roma donde resido y dedico gran parte de mis días a la ilustración de la última novela de Cervantes, que por cierto Ud. sabrá termina en las calles de Roma : Los Trabajos de Persiles y Sigismunda. Ya los «Baños de Argel» me había captivado—su personaje del niño Francisquito, entre otros, es único en la literatura tanto como retrato de un niño español creyente y a la vez lúcido, valiente — y las demás personas del elenco, así como sus varias tramas de trucos muy chistosos que desarrollan para fugarse de las prisiones, hacen de esa obra un «must read» para cualquier persona culta, capaz de leer el castellano.

    «La Gran Sultana», sin embargo, yo me atrevería a decir, se sube por otras escaleras aun más fantásticas que las de los Baños, para escaparse de lo trillado y estereotipado del género teatral y morisco, por así decirlo. Hay en las tres jornadas de esta pieza de teatro tanto ingenio y capacidad de comprensión de lo que es la Vida y el ser humano (su inteligencia, estupidez, su belleza o fealdad…) como excelente manejo de las situaciones más difíciles de manejar para un director de escena como para un señor como El Gran Turco, en su posición de gobernante en un contexto de odios, amores, y prejuicios como el que hace de marco a la historia de la bella Catalina de Oviedo, de la cual el Turco se enamora — a tal grado de ser iluminado y educado por ella, no solo en cuestiones de amor y de política sino del Cielo. Y ni hablar de la profunda inteligencia del bufón picaresco Madrigal—y la patraña de su autoría, de ser él conocedor del lenguaje de los pájaros y de los elefantes, ciencia cuyos orígines datan de los del pitagórico Apolonio de Teana, del siglo 3 d.C. , y que en la Historia se le atribuyen al Rey Salomón y a San Francisco de Asís. En fin, «La Gran Sultana» tendria que escenificarse lo antes posible, y en toda su sencillez y elegancia del Siglo de Oro de España en un importante escenario de la llamada Unión Europea—y ni hablar de la Organización de Estados Americanos a la que mucha falta le hace la presencia de Miguel de Cervantes.

    • Muchas gracias, José, por tu comentario. Creo que has aportado un punto de vista enriquecedor. Un saludo.

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