Con motivo del Día de la Mujer me gustaría reflexionar sobre la conciliación familiar y la corresponsabilidad, requisitos para la igualdad. Quine me conoce, sabe que soy una feminista declarada. De hecho, me declaro como feminista radical: aquella que quiere cambiar el sistema de raíz, porque es en la raíz, en el origen, en donde l patriarcado se ha hecho fuerte. Al contrario de lo que piensan otras personas, una feminista radical no es aquella que odia los hombres, sino quien lucha contra el sistema.
Y de eso va este artículo: sobre la necesidad de que los hombres den un paso al frente en la lucha feminista, como aliados para que la igualdad, pasando por la conciliación familiar, sea viable. El medio para que la conciliación familiar se acerque a una realidad (además de las medidas por parte de empresas y gobiernos) pasa por una auténtica corresponsabilidad.
Qué significa corresponsabilidad
La corresponsabilidad es la responsabilidad común de ambos progenitores, padre y madre, independientemente de si continúan juntos su vida como pareja o no, de atender las necesidades de los menos que tiene a cargo. Estas necesidades son económicas (ropa y calzado, material escolar, alimentación, etc.), de protección y seguridad, de higiene y salud, educativas… pero también emocionales.
A continuación, veremos como la corresponsabilidad es una herramienta clave para minimizar la falta de conciliación que viven las familias en el siglo XXI.
Qué tareas domésticas se pueden compartir para ayudar a la conciliación familiar
Todas las tareas de hogar y del cuidado de hijos y familiares dependientes son susceptibles de compartirse. Tanto hombres como mujeres estamos capacitados para llevarlas a cabo, y no hay unas más indicadas para unos u otros. A veces, el problema, es que hay pequeñas tareas que apenas se ven, que no se perciben como una tarea, y eso genera que la persona sobre la que recaen, se sienta saturada. Vamos a ver algunos ejemplos:
- Tareas de limpieza del hogar: hacer camas, limpiar baños, lavar los platos, barrer y fregar suelos, limpiar polvo, hacer la colada, recogerla y guardarla… Son tareas diarias o semanales que deben hacerse en todos los hogares.
- La alimentación de la familia incluye acciones como: preparar menús, hacer listas de la compra, comprar y guardar la compra, cocinar y limpiar lo ensuciado, así como gestionar las sobras. Poner y quitar la mesa son otras tareas que entrarían en este bloque.
- El mantenimiento del hogar, a veces requiere cambiar una bombilla, colgar un cuadro, etc., que también son responsabilidades conjuntas. Otras veces, hay que comprar algo nuevo: como sábanas, toallas, etc.
- La gestión económica y administrativa del hogar es una de las tareas que se ven con menos frecuencia. El control de cuentas bancarias, pago de impuestos, reuniones de vecinos de la comunidad, selección de proveedores de suministros, etc. son algunas de ellas.
- Cuidado de niños y personas dependientes: incluye no solo estar con ellos, sino también cosas como comprar la flauta que ha pedido la profesora de música, llevarlos a las extraescolares, elegir una buena escuela de verano, retirar la ropa que les queda pequeña… No hablemos ya de cuando tienen vacaciones escolares en días laborables para el resto y hay que encargarse de ellos. en estos casos la conciliación familiar penda de un hilo.
Como decía arriba, tanto hombres como mujeres estamos capacitados para hacer estas tareas. En general, me encuentro con hombres acostumbrados a que ellas se encarguen de muchas de estas tareas. Les invito a dar un paso al frente hacia su autonomía, porque ser capaces de hacerlas, aprender si no saben, les hará más independientes. Por otro lado, invito a las mujeres, a que deleguen las tareas y no prefieran hacerlo todo ellas (porque en algunos casos piensan que lo hacen mejor, más rápido, etc.).
Nosotras hemos conquistado la esfera pública de la vida (laboral, política, cultura, ciencia…), ahora los hombres deben conquistar la esfera privada: la del hogar. Hasta que esto no suceda, no podemos hablar de completa equidad.
Mavi Pastor.
La carga mental y la conciliación familiar
Si te has fijado en el apartado anterior, verás que hay muchas de las tares, que más que hacerlas, hay que pensarlas. Muchas familias piensan: ¿Sigue este año en la clase de inglés o mejor lo apunto a teatro? ¿Deberíamos cambiar de compañía telefónica para ahorrar luz? ¿Necesitamos reformar el baño y quitar la bañera de casa de mis padres, que se están haciendo mayores? ¿Tengo que pedir una cita con la tutora? ¿Cuándo le toca la próxima vacuna? ¿Necesita un impermeable para la excursión del martes?
A todas estas preguntas constantes que rondan nuestra mente, se les llama carga mental. Está demostrado que en la mayoría de casos, recaen sobre la mente de las mujeres. ¿Qué podemos hacer para disminuir esa carga mental? Daré tres consejos:
- Que tanto el padre como la madre estén apuntados a los grupos de mensajería, aplicaciones o listas de distribución del colegio, academias u otras instituciones relacionadas con el niño o las personas a cargo.
- Que la madre (generalmente) intente expresar en voz alta estas inquietudes, para que a partir de ese momento sean una preocupación de ambas personas, y se decida quién se encargará de llevarla a cabo.
- Que el padre, siendo consciente de la tendencia de las mujeres ( en general) a sobrecargarnos con estos temas, tome la iniciativa y ayude, así a su pareja a soltar responsabilidades.
De esta forma, es síndrome del burnt out (estar quemado) se reducirá y la corresponsabilidad estará un paso más cerca. Como ves, en este apartado lo que pido es que los hombres den un paso al frente y las mujeres, se atrevan a dar un paso a atrás.
¿Es la conciliación familiar una posibilidad real o una utopía?
Repartir todas estas tareas y responsabilidades a través de la corresponsabilidad ayudará a la conciliación familiar. Sin embargo, no soy tan ilusa. La conciliación familiar no depende de nosotras y nosotros, depende de las empresas y los gobiernos. Por ello, cada vez más familias optan por ser emprendedores, para poder tener flexibilidad de horarios laborales.
Sin flexibilidad horaria, es imposible ser capaces de atender a las necesidades familiares. Sin flexibilidad horaria, no podemos atender a la reunión trimestral con la maestra un martes a las 14 horas. Si tenemos un horario inflexible, con una jornada laboral de 40 horas, no podremos quedarnos dos días en casa porque un hijo tenga fiebre.
Eso es una realidad. No obstante, desde las familias, podemos arreglarnos para lograr que la falta de conciliación, no afecte solo a uno de los dos miembros de la pareja. La falta de conciliación no debe ser un problema en femenino, sino un problema del conjunto de la sociedad.
Conclusión
Espero que esta reflexión sobre la conciliación familiar y la importancia de la corresponsabilidad te haya resultado significativa y ayude a abrir algunas mentes. La conciliación familiar es más fácil si hay corresponsabilidad de las tareas y de la carga mental del cuidado de los niños. ¿Cómo es el reparto de tareas en tu casa? ¿Lo consideras justo? ¿En qué se puede mejorar?
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Fotos: Pexels.