Os voy a presentar algunas ideas para desarrollar la psicomotricidad fina. La psicomotricidad fina es el conjunto de los pequeños movimientos normalmente relacionados con las manos, los dedos, la boca y la lengua. Se diferencia de la psicomotricidad gruesa en que ésta se refiere a los grandes movimientos relacionados con brazos, piernas y el resto del cuerpo. La psicomotricidad fina se trata de coordinación y precisión. La psicomotricidad gruesa se trata de equilibrio, la agilidad y la habilidad física. En concreto, son las capacidades que se necesitan para gatear, caminar, correr, saltar o trepar.
Qué es la psicomotricidad fina
Hemos explicado más arriba una definición quizá demasiado técnica, así que voy a intentar exponerlo de forma más clara. Podríamos decir que el fortalecimiento de los músculos de dedos y manos y la capacidad de coordinar sus movimientos, cada vez más precisos. Esto sirve para agarrar objetos o, en etapas más avanzadas para poder escribir. También es la capacidad de controlar los músculos de la boca y la lengua y su coordinación. Esto sirve para masticar, soplar y hablar. Además las capacidades del niño con este respecto dependerán de su edad y desarrollo. Para ello he realizado la siguiente infografía.
Por qué es importante la psicomotricidad fina
Estas habilidades son necesarias para llevar a cabo actividades del día a día así como actividades escolares. Son necesarias para comer, para vestirse y cuidar de su higiene. También son necesarias para escribir, pintar, cortar o construir. Sin la capacidad de llevar a cabo estas tareas, la autoestima del niño bajará, y se sentirá frustrado. Como consecuencia, el niño evitará realizar las tareas, y sin práctica no hay posibilidad de mejora. ¿Cómo puedes saber si tu hijo o hija tiene dificultades en este aspecto?
- Evita o muestra desinterés en las tareas que implican esa habilidad
- Prefiere la actividad física (de nuevo para evitar esas tareas)
- Prefiere actividades pasivas como ver la televisión o jugar con tabletas
- Desinterés claro en usar lápiz o tijeras
- Siendo mandón con otros, pidiendo «Dibújame un gato»
- Abandonando fácilmente el reto
- Esperando a que los padres le vistan o le laven los dientes
Ideas de actividades de psicomotricidad fina
Ahora ya conocemos qué es y qué podemos esperar en cada etapa del desarrollo. Tanto si tienes dudas de si tu hijo necesita un empujón en sus habilidades o no, es positivo trabajarla. Para desarrollarla os doy algunas sugerencias.
1.- Hacer masa casera o play dough
Hacer masa casera es una forma de ayudar a tu pequeño a fortalecer sus manos. Tanto durante el proceso de preparación como a través del juego, sus dedos nos pararán de moverse. La receta para hacer masa casera o play dough la encontraréis en este libro. A mí me encanta hacerla de colores y usar los juguetes de la cocinita para hacer pastelitos. Un truco: si guardas las bandejas de plástico de las cajas de bombones, los niños adorarán hacer sus chocolatitos de masa.
2.- Insertar cuentas de collar en limpiadores de pipa
Insertar pequeñas bolitas de madera en estos materiales de la manualidades ayudará a mejorar su coordinación y su precisión. Además puedes usarlos una y otra vez, por lo que es una actividad totalmente ecológica.
3.- Meter pajitas en agujeros
Esta actividad se puede hacer tanto con pajitas como con limpiadores de pipa. Cualquiera de las dos cosas se puede introducir en los agujeros de una simple caja de cartón agujereada o en un colador metálico. En este blog 3 ways to teach os muestran cómo hacerlo, además de otras actividades. Tranquilos, está en español.
4.- Hacer collares de pasta
¿Quién no hizo un collar de pasta en el cole cuando era pequeño? Pues desempolvar el recuerdo y hacerlo en casa con vuestras personitas. Los recursos no pueden ser más sencillos: lana y macarrones. Si además decides pintarlos primero quedará mucho más vistoso. Ya tenéis el regalo perfecto para la abuela.
5.- Pasar pompones a una huevera
Usa una huevera vacía o simplemente una cesta para trasvasar pompones de una lado a otro. Puede hacerlo usando sus deditos o si quieres añadirle dificultad con pinzas de tipo científico, que puedes encontrar en Amazon.
6.- Jugar con pinzas de madera
Desde tender la ropa de las muñecas a colocarlas en el borde de una caja. Este juego se puede usar con doble intención. Por ejemplo, si pintas cada pinza de un color puedes hacer que las una con cartulinas de los mismos colores. Con ello, mejora su psicomotricidad fina y aprende los colores, al mismo tiempo.
Si les pegas una letra o un número de goma eva, las debe unir con las letras dibujadas en un cartón. Con ello, mejora su psicomotricidad fina y aprende el abecedario o los números.
Lo mismo con lo que se te ocurra: formas geométricas, animales de la granja o su nombre.
Conclusión
Como ves hay actividades muy sencillas que requieren de pocos materiales y pueden ayudar a tus hijos a desarrollar sus capacidades psicomotoras. Evidentemente hay muchísimas más que además se esconden en las tareas del día a día. De hecho, si das a tus hijos la autonomía de vestirse, comer y cuidar de su higiene, las desarrollarán de manera natural. Da un paso atrás cada vez que vayas a ayudarles y realmente no lo necesiten. En el juego libre también las practicarán ya sea garabateando en una pizarra o construyendo con piezas encajables.
Cuéntame si has probado alguna de estas actividades o si conoces otras que te gustaría añadir.
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